domingo, 26 de febrero de 2017

There's a Monster Inside



Aquellos mismos signos los advertí en las casas de campo de las afueras de la ciudad y en las casas de dos pisos de Long Island, Nueva Jersey y el condado de Westchester; en las casas coloniales de una pequeña ciudad de Massachusetts; en los patios de las casas de Memphis; en los apartamentos de las afueras y de los centros de las ciudades; en los cuartos de estar de las casas del Medio Oeste. A veces percibía el malestar, no en mi calidad de periodista, sino como ama de casa de un barrio residencial, porque durante aquella época yo misma estaba criando a mis tres retoños en el condado de Rockland, Nueva York. Oí ecos del malestar en los dormitorios de los colleges y en las salas de las maternidades semiprivadas, en las reuniones de las PTA y en los almuerzos de la League of Women Voters, en los cócteles que se celebraban en los barrios residenciales, en las rancheras que esperaban en la estación a que llegara el tren y en fragmentos de conversaciones que llegaban a mis oídos en Schrafft's. Las titubeantes palabras que oía en boca de otras mujeres, en las tranquilas tardes en las que los críos estaban en el colegio o en las serenas veladas en las que los maridos llegaban tarde a casa porque tenían que trabajar, creo que lo comprendí como mujer mucho antes de que me diera cuenta de las implicaciones sociales y psicológicas del malestar. 


Betty Friedan, La mística de la feminidad


Sonando esto.

martes, 21 de febrero de 2017

Ogritos&Vermut


Hace unos nueve meses la Comisión de Proyectos de la Asociación de Autores (y pronto Autoras) de Teatro de la que formo parte, decidió impulsar el teatro dirigido a jóvenes públicos. Lanzamos entonces la convocatoria de Carrusel de ogritos, para la publicación de un volumen de textos teatrales para niños y niñas. Algunos meses después y a ritmo contrarreloj, Diana I. Luque, Nieves Rodríguez Rodríguez y yo leímos, corregimos y finalmente editamos Teatro sobre plano (de Ruth Vilar), Siembravientos (de Luis Fernando de Julián), Los chicos perdidos (de Tomás Afán Muñoz), Las orejas de Adalberto (de Jesús Carazo) y La vida pícara (de Miguel Ángel Jiménez Aguilar), las obras que conforman el primer Carrusel de ogritos.
Lo presentaremos este próximo domingo 26 de febrero, en la Casa del Lector de Matadero (en Madrid), a las 12h.
Habrá lectura dramatizada y alguna sorpresa...
Y después vermutito, que al ser domingo es preceptivo. 

domingo, 19 de febrero de 2017

Kibubu


Marie de Jongh: el final perfecto para esta semana de teatro, sol y vermuts. 
Y algunas recomendaciones: aquí y aquí.

sábado, 18 de febrero de 2017

Recomiendo (Fetenera on the road...)




Secreto de familia, de Tras la Puerta Títeres (adaptación del cuento de Isol)

viernes, 17 de febrero de 2017

El deshielo





 
 


Pero no hace primavera en Madrid...

sábado, 11 de febrero de 2017

Vacaciones de invierno (o...)


Esta semana, por ejemplo, he deseado un mundo en el que las brujas sean reconocidas, aunque sea por las malas, como la fuerza subversiva del orden que son...
Mañana, después de la función, desapareceré rumbo al Norte. Vacaciones de invierno. O teatro (mucho) para niñas y niños. O Sylvia Plath vs. Holden Caulfield. O viaje a la zona hadal a través de los sueños.
Viaje... mmm... viaje.

miércoles, 8 de febrero de 2017

Como si esta noche



Hasta las chicas como yo nos cansamos
De estar cansadas
Y arrojamos pelusas azules
Sobre la loza del lavabo
Como si eso solucionara algo
Como si eso aliviara el picor 
Como si las heridas no fueran también memoria Azul
Desgranándose
Trazo a trazo,
hilo a hilo
Sobre la cena del Padre:
la nuestra.
Como si las acuarelas o la nieve o el fondo del mar fueran a serenarnos
En nuestro grito primero, lácteo, profundo:
-¡Mamá!-.
Como si estas palabras
Como si esta anilina
Como si esta noche.


viernes, 3 de febrero de 2017

La vida de la salmona


Esta noche he soñado que yo era bailarina de una especie de compañía femenina de danza contemporánea. Solo que en lugar de bailar, bailar, lo que hacíamos era volar. Aguantábamos horas y horas sobrevolando la escena... Y nos dirigía una mujer fuerte y sabia, a la que por algún motivo he puesto el rostro de Suzanne Lebeau. ¿Buen augurio para mi futura vida de salmona?

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